Cuando éramos pequeños seguramente habremos conocido a alguien que tenía un pajarito o dos, en una jaula. Verlo era de lo más normal. Quizás fuese un canario, era el típico. Nos acercábamos a su jaula para que nos cantase.
Yo conocí a un pequeño pajarillo - de nombre "Piolín"- era un canario con boina; vivía con una familia y era muy querido. El pajarillo tenía preferencia por un miembro de esa familia; cuando éste subía las escaleras de casa- antes de entrar - Piolín comenzaba a cantar de alegría y a saltar como un loco dentro de su jaula. Ellos se se entendían muy bien. El pajarillo se murió de viejo, y estoy segura que fue feliz en ese hogar.
No estoy en contra de tener pájaros en casa, puesto que se comprar en tiendas donde están apiñados; y seguramente no sobrevivirían si se les soltase. Pero resulta sorprendente ver como podemos transformar un objeto, como una jaula, y darle una función totalmente diferente a la que tiene por defecto. La palabra jaula tiene (queramos o no), connotaciones negativas; pues nos encierra, privándonos de libertad.
Con un poco de imaginación y gusto podemos convertir pequeñas jaulas en "pequeños templos", ¿cómo? Pues de muchas maneras: llenándolos de velas, flores o ramas secas, pequeñas figurillas de pajaritos, pequeñas plantas, incluso vacías están bonitas. Las podemos colgar como lámparas, apoyar en muebles, colocarlas en el suelo, colgarlas en las paredes...; pueden ir sólas o acompañadas con otras, haciendo composiciones; pueden ser todas blancas, o de diferentes colores; admiten tantas opciones como gustos personales. Incluso han sido escogidas como elementos decorativos para escapartes con marcas de renombre.Os dejo a continuación unas cuantas vistas de varias posibilidades:
Me encantan las jaulas, y la selección que has hecho me parece preciosa. No sabría con cuál quedarme!
ResponderEliminarBesos!
Gracias Marian me alegra que te hayan gustado. Nos servimos de inspiración mutua.
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